Y llegaron los 48... grados

Pase el ecuador del viaje.
Y de lo que he aprendido hasta ahora jamas se olvida.
Esta gente no ha perdido el arte de hablar en grupo por la noche.
Para mi apartir de ahora me cuesta contar lo que veo. Ya que cada vez me parece mas normal y mas logico. Esta ciudad ya no huele raro, que las abispas se hayan comido medio bollo antes de que le inques el diente es lo mas logico, puesto a la cantidad y calidad de miel que le meten en este pais del sur. Los burros por supuesto genera 0 gramos de co2. Odbio que nadie trabaje de dia y veas gente durmiendo por las calles, aqui decidieron ser animales nocturnos. Y se me desplazo un ojo a la nuca para poder vigilar saqueadores y motocicletas.
Por las mismas calles que me he paseado todos los dias he doblado en una esquina para ver que habia dentro. Ni un occidental, parecia que habia hecho sacrilegio por haber entrado en su ciudad secreta. Alli los amigos se dan la mano y se dan besos, hay morenas chicas guapas con vestidos coloreados.
Referente a la visita, sobredosis de jemaa el fna, explorando cada dia mas todos sus valdosas. El trabajo en la escuela abanza a toda maquina aunque nos pasamos mas rato tumbados a la sombra. Visitamos el famoso jardin majoralle, que le gana a cualquiera de los que he estado antes. En el solo hay tres colores, azul tuareg, naranja, y amarillo, i el verde del espeso follaje.
Una frescura te cubre todo el cuerpo hasta el momento que el guarda te obliga a salir, pero para entonces ya se ha ido el calor y la ciudad se despierta.
Hoy visitamos unas tumbas, entre pasillos estrechos llegue a una esplanada y se me erizo todo los pelos. Un voluntario nos invito a visitar la casa de su abuela y vimos que detras de esas paredes decrepitas se encontraban grandes patios, llenos de azulejos y toda clase de decoraciones.
Sabemos que es el viento del sahara, ayer soplo y llegamos a los 48 grados.
Y ma;ana viajaremos a la playa. Essouira. Hasta pronto