miércoles, 30 de junio de 2010

La Rosa del Sáhara vuelve a florecer















Un buen amigo que nunca olvidaré me dijo: "Cuando visites mi país querrás volver, todos quieren volver, todos vuelven" y hoy tengo que afirmar que Najib tenía toda la razón del mundo.

Marruecos es la puerta de la madre África, tan cercano y tan distante al mismo tiempo. Es el único país que al visitarlo me ha generado una sensación especial de libertad en mi interior que me hace sentir realmente libre. La libertad es el único don que Dios nos da y que siempre debemos conservar, no solamente se trata de estar fuera de prisión, como la mayoría, sino que se trata de ser, sentirse y ejercer tu vida libremente. No quiero levantarme por la mañana y pensar que las responsabilidades me esperan, ni que una hipoteca de una casa más grande y más lujosa de lo que realmente necesito para vivir bien y a gusto me obligue a trabajar más horas de las necesarias; ni sustituir el tiempo que uno dedica a la familia, los amigos o a sí mismo por la producción de una multinacional en la que simplemente eres un número, que trabaja un número determinado de horas y que cobra un número de Euros acorde a lo trabajado un día determinado mensualmente. Y no nos damos cuenta, pero esa es la vida que nos han inculcado, la que nos han enseñado que está bien, lo que dice el gobierno que hay que hacer para que puedan seguir gastándose los impuestos en coches blindados de alta gama y con tapicería de cuero. Yo no quiero que ese político ponga su trasero en un asiento de piel, quiero que se siente en una silla de plástico como yo lo hago, que viaje en metro como hace el estudiante y que pague un alquiler reducido como cualquier hijo de vecino. No quiero seguir por ahí, porque lo peor de malvivir y sobrevivir en tu país es que no puedes hacer mucho al respecto para cambiarlo, hay que pensar en ello, pero no permitir que eso que llamamos política nos amargue la vida. Y por eso es que decido marcharme y prestar mis servicios solidarios a un pueblo que realmente lo necesita y que lo agradecerá. Porque no hay nada como volver a España tras dos semanas o más ayudando a la vez que uno disfruta y pensar que en septiembre unos críos huérfanos que no nacieron con la playstation bajo el brazo como hicimos nosotros podrán sentirse a gusto en la que será su casa por el resto de su infancia.